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Enrique Pellejer publica ‘Las tres estaciones’, su primera novela | ||
Una reflexión sobre el bien, el mal y el comportamiento humano
Las tres estaciones (Libros Oncil) es en primer lugar un homenaje a las gentes de Peñas-Royas y de Montalbán y una ventana abierta a la memoria de los turolenses que recuerdan sus juegos infantiles en medio de la posguerra.
Miguel Ángel Artigas Gracia. Teruel
14/08/2014 |
Las tres estaciones (Libros Oncil) es en primer lugar un homenaje a las gentes de Peñas-Royas y de Montalbán y una ventana abierta a la memoria de los turolenses que recuerdan sus juegos infantiles en medio de la posguerra. Es un poema hecho novela y una novela que rezuma poesía para hablar sobre la violencia y la agresividad, para lanzar una reflexión sobre el bien y el mal y la forma en la que el germen de ambos anida en todos nosotros esperando a que tomemos una decisión al respecto, más allá de fatalismos deterministas.
Tras los poemarios Y la rosa se queda hasta la muerte (Pórtico, 1982), Libro azul (Pórtico, 1990) y Corazón de manzana (Mira Editores, 2012), el profesor turolense Enrique Pellejer se ha lanzado a publicar su primer novela, una historia cargada de símbolos y de metáforas que envuelven una trama intensamente ligada a la tierra.
En Las tres estaciones, Pellejero cuenta la historia de un profesor de pueblo con una vida apacible y hasta cierto punto anodina que se agita con la llegada de un nuevo alumno. Una serie de desgracias comienzan a suceder sin que el maestro pueda acusar al pequeño, de quien sospecha, hasta que la historia se precipita hacia un trágico desenlace. Paralelamente un segundo narrador, en primera persona, cuenta las vivencias de los propios alumnos de la escuela, vivencias en las que también está muy presente la agresividad y que se desarrollan en el particular mundo de la posguerra, el subdesarrollo, el maquis, el somatén... Un mundo ocre y amargo excepcionalmente descrito por Enrique Pellejer.
"La novela trata de reflexionar sobre cómo al margen de que podamos vernos más o menos empujados", aclara el autor, "finalmente ejercemos el bien o el mal en base a una decisión que tomamos".
Es una metáfora de la propia Guerra Civil, cuyo recuerdo pervive en los años 50 en los que se sitúa la historia. "Y también un homenaje a quienes volvieron de esa guerra tocados, no física sino psicológicamente", puntualiza Pellejer. Antón, el alumno que trastoca el entorno tranquilo del pueblo, "es un símbolo de eso, en el sentido de que va carcomiendo como si fuera un virus procedente de esa guerra".
La historia sucede en Zafadiel, un pueblecito aragonés ficticio cuya fisionomía está basada sin embargo en el barrio montalbino de Peñas-Royas. Tiene mucho de autobiográfico, aunque Enrique Pellejer asegura que "ni yo soy el maestro, ni jamás he tenido un alumno ni siquiera parecido a Antón". Pero las vivencias de los niños que describe Las tres estaciones se nutren del recuerdo del propio Enrique Pellejer, nacido en Montalbán.
El título de la novela hace referencia a las tres estaciones que dura el curso escolar y a la sensación de pérdida por un verano que no llega. "El verano es una época de júbilo en los pueblos, de la recogida de los frutos que algunos nunca llegan a recoger".
La historia, que vivía en la cabeza de su autor "desde hace quince años", ha supuesto la primera incursión de Pellejer en la novela, algo que no ha supuesto una dificultad añadida "más allá de que escribir novela requiere una tremenda disciplina e imponerse un estricto horario de trabajo". La vocación poética de Enrique Pellejer se traslada inevitablementeal libro, impregnado de una musicalidad que enriquece su lectura.
Tras la salida al mercado de Las tres estaciones, impreso en Perruca y con una ilustración de portada de Clara Pellejer, Enrique Pellejer tiene nuevos proyectos literarios en su agenda. En la actualidad tiene otra novela terminada que verá la luz en los próximos meses, y en torno a noviembre publicará un cuento ilustrado por Mario Pellejer.
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