Texto y fotografía: Sara Falo
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El montalbino es miembro de la Asociación Paz, Igualdad y Solidaridad Internacional | ||
Manuel Polo Cervera: “En Cisjordania te tienes que acostumbrar a tener drones sobrevolando tu cabeza” | ||
El montalbino Manuel Polo es miembro de la Asociación Paz, Igualdad y Solidaridad Internacional creada en 2010.
Sara Falo Montalbán
14/04/2016 |
El montalbino Manuel Polo es miembro de la Asociación Paz, Igualdad y Solidaridad Internacional creada en 2010.
No es la primera vez que viaja a una zona de la Palestina ocupada, ya lo hizo hace poco más de un año llegando hasta la Franja de Gaza, lugar al que habitualmente iban con brigadas internacionales solidarias, pero actualmente, al mantener Egipto cerrada la frontera de Rafah, es imposible llegar allí.
En su periplo a finales de marzo hacia Cisjordania pudo conocer la situación de los palestinos que tienen que "convivir" con los colonos judíos y pudieron trabajar con niños intentando mejorar su vida. Han convivido con los palestinos compartiendo lo que tenían, con su generosidad desbordante, han sufrido con ellos y han disfrutado de sus alegrías.
- ¿Qué es UNADIKUM?
- Es una asociación que se fundó en 2010, parte de la segunda Flotilla de la libertad en dónde dos participantes en esta acción formaron esta asociación. El nombre es una palabra árabe que significa "os llamo", forma parte de una canción escrita por el poeta palestino Tawfiq Ziad, que refleja la lucha del pueblo palestino. Funciona con fondos propios de los socios y los viajes son financiados por los que participamos en ellos.
- ¿Cuál era el objetivo que se marcaron para esta brigada?
- Teníamos varios. Conocer la situación que sufre Cisjordania, totalmente diferente ya que conviven con judíos, cristianos y ortodoxos. Para eso nos reunimos con partidos políticos, también visitamos diferentes ciudades como Nablus, Belén, Jerusalén, Hebrón y Ramala. También queríamos conocer las necesidades sociales que existe, sobre todo con los niños.
- ¿Cuál es la experiencia que más le impactó de su estancia en Cisjordania?
- Cuando fuimos a conocer a una niña de 14 años, llamada por los suyos "leona de Ramala", estando en su casa nos avisaron de que los soldados israelís estaban registrando las casas. Estuvimos hasta las cuatro de la mañana oyendo cómo las tanquetas iban por las calles y los soldados por todos los sitios, tiraban bombas de ruido, bengalas luminosas. Ellos estaban habituados, porque es lo que sufren de forma continua. Lo peor es la sensación que te genera esta situación, ya que te sientes culpable sin hacer nada.
- Y miedo, ¿sintieron miedo en algún momento?
- Sí, donde realmente lo pasamos mal fue en Hebrón, que es un gran campo de refugiados al que se accede por tornos. La presión es constante, el barrio musulmán está abajo y sobre este el de los colonos, que continuamente les tiran de todo. Al salir a un patio de luces musulmán se oyeron disparos, nos tuvimos que meter rápidamente. Pero es que estando allí mataron a dos chavales de 15 y 16 años y cerraron todo, y solo se podía entrar o salir con unas tarjetas.
- ¿Cómo es el día a día en Cisjordania?
- Te tienes que acostumbrar a cosas como que continuamente tengas drones sobrevolando tu cabeza, a que entren a tu casa y la registren con la mayor impunidad, a oír tiros y que se convierta en algo normal, a estar siempre a la defensiva, al temor al chivato, sufrir las carreteras segregadas con sus desvío y excesos de kilómetros, hay mucha indignación, más que en Gaza.
- ¿Cómo es la vida en los campos de refugiados?
- En los campos de refugiados hay mucha tensión, mucho miedo. El de Belén, que está desde 1948, es impresionante, está a la salida de Belén. Sales de Belén y te encuentras con un muro de 8 metros del campo. Muchos turistas van a verlo, es increíble, junto al campo hay un hotel de cinco estrellas. En el de Nablus miran con mucho recelo a todos los que vienen de fuera, no se fían, ya que cualquiera puede ser un chivato, hay mucha desconfianza. En muchos la entrada es por torno, el famoso checkpoint, como el ganado y sólo pueden moverse a determinadas horas.
- ¿Qué proyectos tienen para llevar a cabo allí?
- En Nablus entramos en contacto con los voluntarios internacionales de una asociación, allí hicimos diversos talleres con los niños, sobre todo de juegos corporativos y de cooperación. Nos contaron lo que hacen y en qué podíamos ayudar, de ahí surgió la necesidad de hacer un taller de formador de formadores, para colaborar en crear una estructura. En Hebrón entramos en contacto con otra asociación que trabaja con niños y mujeres viudas, que hay muchísimas.
- ¿Para qué sirven estos viajes desde el punto de vista personal?
- A mí me sirve para ser consciente de que somos unos privilegiados, ya que podemos elegir, con todos los problemas que podamos tener aquí, no tiene nada que ver con cómo viven allí. Pero, sobre todo, para ver lo egoístas que somos, tú vas allí y ves a la gente alegre, con todo lo que pasan. Nosotros que hemos trabajado con niños, los niños se ríen, que casi nos parecería impensable. La gente mayor intenta hacer su vida lo más normal posible.
- ¿Cómo es posible ayudar a esta gente?
- Ahora creemos que la forma más efectiva es haciendo el BDS, que es hacer un boicot a los productos procedentes de Israel, eso lo puede hacer cualquiera. En Cisjordania necesitan ayuda, pero sobre todo a nivel social, no necesitan comida para poder comer, ellos te demandan que des publicidad a su situación, que cuentes lo que ves, cómo viven, la ocupación que sufren. El mayor escollo es que es un problema meramente político que no interesa resolver.
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